Hoy se cumplen 30 años de la victoria del PSOE en las elecciones de 1982, tres décadas en las que España ha experimentado una transformación sin precedentes. Aquel 28 de octubre no habían pasado ni cuatro años desde que se aprobara la Const
itución, la entrada en Europa seguía siendo un sueño, y casi todo, desde el sistema productivo a las leyes, reclamaba cambios profundos. Los gobiernos de Felipe González abordaron esa tarea en un entorno plagado de dificultades; lograron que España entrara en la Unión Europea, consolidaron las instituciones, modernizaron nuestro aparato productivo y, especialmente, construyeron ese Estado Social que en el texto constitucional sólo era una aspiración. El resultado de aquel proceso es un logro colectivo de toda la sociedad española, aunque los socialistas podemos pensar legítimamente que fuimos sus principales impulsores.
Sin embargo, un partido político no vive para reivindicar su pasado, sino para actuar sobre el presente y mejorar el futuro. Y es evidente que el aniversario de aquel 28-O no coincide con el mejor momento del PSOE. Por eso creo que la mejor manera de evocar aquel momento histórico es reafirmarnos en lo que siempre hemos sido: un elemento vertebrador imprescindible para la sociedad española y un poderoso instrumento en la defensa de la libertad, la justicia y la igualdad. Para ello hace falta trabajo, mucho trabajo, e inteligencia para defender con nuevas propuestas nuestros principios y nuestros valores. Tenemos que adaptarnos para ser más fieles a nosotros mismos. Dicho de otra forma: debemos cambiar el PSOE para que siga siendo el PSOE.
Alfredo Pérez Rubalcaba
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